La historia de Heliogábalo no tiene desperdicio, es realmente sorprendente, pero lo es aún más, el esfuerzo de muchos historiadores que durante siglos han retocado los hechos históricos, en un presunto intento revisionista de ocultar el hecho de que un poderoso emperador romano, fue una de las primeras personas en la historia en buscar una cirugía de reasignación de sexo entre otras curiosidades para la época.

El emperador Heliogábalo, provenía de una prominente familia árabe en la actual Siria, donde se desempeñó como sacerdote principal del dios sol Helios. Llegó al poder a los catorce años y, según los registros históricos, Heliogábalo desarrolló rápidamente una reputación de extrema excentricidad, decadencia, fanatismo y promiscuidad sexual. Esos sesgos han persistido a lo largo de la historia hasta el día de hoy. Un historiador inglés del siglo XVIII, Edward Gibbon, escribió que Heliogábalo “se abandonó a los placeres más groseros con una furia descontrolada”. Heliogábalo no era un tirano, sino más bien un incompetente, probablemente el emperador menos capaz que Roma haya tenido”. Me recuerda algunos mandatarios latinoamericanos que se creen emperadores je, je.

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Cuando Heliogábalo estaba vivo, un estadista romano que vigilaba de cerca la vida de sus emperadores, Cassius Dio se refirió notablemente a Heliogábalo con pronombres femeninos y afirma que el emperador quería casarse con un antiguo esclavo y auriga llamado Hierocles. Dio declaró que Heliogábalo se deleitaba en ser llamado amante, esposa y reina de Hierocles. Y es que oficialmente, Heliogábalo se casó cinco veces (y dos veces con la misma mujer) antes de cumplir los 18 años, aunque había rumores de que también se casó con un hombre llamado Zoticus, un atleta de Esmirna. Sin embargo, en muchos aspectos Heliogábalo fue un innovador, ya verán.

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Durante su reinado, a las mujeres se les permitió por primera vez ingresar al Senado, y su madre y su abuela recibieron títulos senatoriales. Se encuentran en muchas monedas e inscripciones, un raro honor para las mujeres romanas. Este establecimiento de un “senado de mujeres” sería considerado por sus contemporáneos como uno de los muchos ejemplos de la “corrupción moral” de Heliogábalo. Según Dio, el Emperador usaba maquillaje y pelucas y prefería ser tratado como "dama" en lugar de "señor". También se registró que ofreció importantes pagos a cualquier médico que pudiera darle el equivalente a los genitales de una mujer por medio de una operación quirúrgica. Es este detalle el que convence a algunos estudiosos de ver a Heliogábalo como una de las primeras figuras transgénero.

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Por supuesto entre otras tantas prácticas en la Antigua Roma, el travestismo se practicaba durante Saturnalia , un antiguo festival pagano, pero estaba prohibido fuera de ese rito, lo que sugiere que al realizar tales prácticas inaceptables fuera de ese rito, las identidades de género se habían establecido firmemente. Los romanos también lo impusieron como castigo, ordenando a los desertores que usaran ropa femenina durante tres días antes de la ejecución.
Otro historiador señala que Heliogábalo apareció como Venus y se depiló todo el cuerpo. Se le imputaron cargos recurrentes de afeminamiento y se envió a la capital un retrato pintado antes de la llegada del joven emperador para acostumbrar a los habitantes de Roma a su aspecto exótico.

Otros relatos históricos afirman que Heliogábalo era un ávido bromista. En los banquetes, según los informes, servía arvejas con oro, lentejas con ónice, frijoles con ámbar, y espolvoreaba perlas en lugar de pimienta, y al final de la fiesta sacaba leones y leopardos, aterrorizando a los invitados, quienes desconocían que estaban domesticados. Heliogábalo era un adolescente, después de todo.

Sus excentricidades además de su relación con Hierocles, hizo que perdiera el apoyo de los soldados de la Guardia Pretoriana. Según la historia de Augusto, el "emperador fiestero" también perdió el apoyo de sus cortesanos, quienes se cansaron de su decadencia, fanatismo y promiscuidad sexual y es que Heliogábalo también se prostituía en tabernas y burdeles. Supuestamente, cuando las finanzas del Imperio Romano estaban en una situación desesperada, propuso prostituirse por un precio increíblemente alto.

Finalmente, fue tanto el escandalete que su abuela, decidió que él y su madre serían reemplazados por su otro nieto, Severus Alexander, que entonces tenía quince años. Heliogábalo y Alejandro gobernaron juntos durante aproximadamente un año hasta que Heliogábalo se dio cuenta de que la Guardia Pretoriana prefería a su primo antes que a él. Es así que Heliogábalo organizó varios intentos de asesinar a Alejandro después de que el Senado se negara a despojar a su primo de su título. Los pretorianos luego se amotinaron y mataron a Heliogábalo. Después de masacrar a sus secuaces y arrancarles sin piedad sus órganos vitales, cayeron sobre Heliogábalo mientras se escondía en una letrina. Arrastraron su cuerpo por las calles con un gancho e intentaron meterlo en una alcantarilla, pero resultó demasiado grande, por lo tanto lo arrojaron al río Tíber.

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Después del asesinato de Heliogábalo, sus seguidores (incluido Hierocles) fueron asesinados o depuestos; sus edictos religiosos fueron revocados; a las mujeres se les prohibió asistir a las reuniones del Senado y él fue borrado del registro público. De hecho, una de sus estatuas más grandes, que representaba a Heliogábalo como Hércules, fue re-tallada con el rostro de Alejandro, el primo. Esta práctica se conoce comúnmente como "damnatio memoriae' y está reservada para aquellos que fueron deshonrados con vergüenza.

El nombre de esta obra es "Las rosas de Heliogábalo", del pintor holandés Lawrence Alma-Tadema, e inspirado en un episodio de la "Historia Augusta". Alma-Tadema representa a un Heliogábalo espectador y que podemos identificar al lado izquierdo, vestido con una túnica dorada y portando una tiara, reclinado relajadamente sobre un triclinio. Contempla con cierta indiferencia o incluso placer el espectáculo de sus cotidianos banquetes que se celebraban y al que nadie se atrevía a rechazar a pesar de lo que podría suceder por sus estrafalarios gustos. Se cuenta que ordenó a sus sirvientes a derramar pétalos de rosa sobre sus invitados. Incontables pétalos fueron cayendo y provocaron la muerte de algunos de ellos por asfixia.

Las Rosas de Heliogábalo
Autor: Lawremce Alma-Tadema
1888
Oleo sobre lienzo
Colección privada