Isabella y la olla de Albahaca es una historia del poeta florentino Giovanni Boccaccio. La doncella Isabella está enamorada de Lorenzo, quien trabaja como empleado para sus dos hermanos comerciantes. Asesinan al joven y lo entierran en un bosque, pero se le aparece a Isabella en una visión y le dice dónde encontrar su cadáver.

Ella exhuma su cabeza y la esconde en una maceta de albahaca dulce, sosteniendo con sus lágrimas la planta cada vez más vigorosa, una forma particularmente íntima del elemento femenino del agua. Habiendo descubierto su secreto, los hermanos se escapan con la olla, por lo que Isabella se marchita y muere, habiendo perdido su belleza y cordura debido a un dolor obsesivo.

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Hacer algo hermoso a partir de un tema tan melancólico era uno de los talentos intrínsecos de Waterhouse y como prerrafaelita de tercera generación, tenía numerosas fuentes de inspiración a las que recurrir. Los líderes de la primera generación: William Holman Hunt, John Everett Millais y Dante Gabriel Rossetti habían tratado el tema de Isabella, pero lo más relevante es la pintura de Hunt de 1868, que muestra a la niña acariciando su vasija, en una cámara opulentamente decorada.

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Waterhouse trasladó la escena a un jardín renacentista, sugiriendo el flujo de las lágrimas de Isabella a través del efecto cascada de su cabello largo, vestido y mangas, que guían nuestra mirada a lo largo de un arco en forma de L que va desde las hojas de albahaca hasta el dobladillo. Las flores y el follaje ocupan un lugar destacado tanto en el poema de Keats como en el jardín de Waterhouse; aunque este último parece exuberantemente verde, su aura de descomposición está simbolizada por la ominosa calavera que adorna el pedestal en el que se apoya Isabella.

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Varios detalles personifican la práctica de Waterhouse en la primera década del siglo XX; aquí se deleita con el estampado animado de las mangas medievalizadas, la pincelada virtuosa de blanco sobre blanco del sobrevestido holgado y los jardines renacentistas formales pero verdes. Igualmente digna de mención es la pincelada multicolor que da vida a la enorme jardinera de cobre y también las sombras parpadeantes en el área de césped que conecta la escalera con el primer plano donde Isabella se arrodilla. Waterhouse ya dominaba el evocador motivo de una mujer arrodillada de perfil con Mariana en el Sur, basado en el poema de Tennyson sobre una doncella del Renacimiento abandonada por su amante. Los rostros de Mariana e Isabella pertenecen al mismo modelo, en el que Waterhouse se basó a partir de la década de 1890. Aquí se la representa con su habitual cabello largo y rojo y mejillas sonrosadas, pero también con los ojos hinchados y enrojecidos por el llanto.

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LA OBRA

Isabella y la olla de albahaca
John Williams Waterhouse
Fecha 1907
Medio óleo sobre lienzo
Dimensiones Altura: 104,8 cm; Ancho: 74 cm
Colección privada