El de Galatea y Acis es uno de esos mitos un tanto desconocidos. Un relato que incluye monstruos, de los que seguramente invadian las pesadillas infantiles en la antigüedad: Los cíclopes, y uno de los más famosos sin lugar a dudas: Polifemo.


Esta historia surge en el relato de la Odisea, la maravillosa obra de Homero. La Odisea es una obra épica compuesta por más de doce mil hexámetros inspirados en la leyenda de la guerra de Troya donde se narran las desventuras de Ulises, conocido también como Odiseo, que ya hemos contado en varias oportunidades en La Vida es Arte. Estas aventuras/desventuras, se desarrollan en el viaje de regreso a Ítaca, su lugar en el mundo, dónde lo esperaba durante años, teje que teje, la fiel Penélope.

El Canto IX constituye una de las más atractivas aventuras del viaje mítico del héroe y narra el encuentro de Ulises con el cíclope Polifemo, éste último, hijo de Poseidón y de la ninfa Toosa. Polifemo era grotesco, un ser salvaje, antropófago y gigantesco, con un solo ojo en medio de la frente que habitaba en la gruta de una isla, junto con otros cíclopes, completamente aislados e ignorantes de la civilización y dedicados al pastoreo.

La talla de los demás cíclopes era normal, pero Polifemo era un gigante y vivía en una cueva separado de los demás. Curiosamente, en la Antigüedad, cuando no había tratamientos eficaces, a veces los hijos de una madre diabética podían presentar ciclopía y macrosomia, es decir sus cuerpos se desarrollaban excesivamente, por lo que se puede especular, que alguno de estos casos haya llegado al conocimiento de Homero, inspirándolo para el desarrollo del personaje.

Ahora bien, en la “Metamorfosis” de Ovidio: el cíclope Polifemo ve con su enorme y único ojo a su amada Galatea, cuyo nombre significa blanca como la leche, en los brazos de Acis, un pastor siciliano. Inmediatamente después, la tragedia se desata, Polifemo, celoso y lleno de ira, lanza una piedra gigante desde la distancia malogrando al pobre de Acis. Galatea entonces transforma la sangre de su amante en un río que aún lleva su nombre en Sicilia, explicando metafóricamente, cómo muchos manantiales surgen debajo de una roca, tal como surgió la leyenda de Acis bajo la piedra de Polifemo.

La obra de La Fosse, con la que ilustramos el relato, tiene una magnífica concepción estilística y los dos jóvenes están pintados con gran técnica.

La escena se desarrolla en un paisaje boscoso y sombrío, junto a un torrente. Acis sostiene a Galatea entre sus brazos, quien, desnuda de medio cuerpo para arriba, se apoya en él y juntos contemplan asombrados al cíclope Polifemo que aparece en lo alto de los montes.
La piedra fatídica aún no ha sido lanzada, pero ahora ya sabemos el destino que le espera a nuestro Acis.

acis galatea fossa

La Obra
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Autor: Charles de la Fosse.
Óleo sobre lámina de cobre
104 x 90 cm.
Museo del Prado. España