Jacinto, era el agraciado hijo del rey de Laconia, poseedor de una extraordinaria belleza, y fue elegido por el dios Apolo como compañero de juegos y partida de caza; y así, cerca de las orillas del río Eurota, en los bosques de encinos de Laconia, el dios y su amigo solían cazar animales salvajes o entrenar los cuerpos con carreras u otras competencias gimnásticas; sin embargo, un día, se produjo una desgracia, un disco mal lanzado por Apolo golpeó la cabeza del infortunado Jacinto.
 
De la herida brotó abundante sangre, el rostro del joven se puso pálido, sus miembros se retorcieron en un último espasmo y su cuerpo cayó inerte en el suelo. El sol salió, pero ni siquiera su calor pudo evitar lo inevitable, el pobre Jacinto había muerto.
Apolo, sin poder creer lo que sucedía, le gritó al cadáver de su amigo: "Estás muerto, oh amigo infortunado, desde que mis manos te quitaron la vida; pero te convertiré en flor y te daré la inmortalidad. Cada año, en primavera, con las caricias del sol serás llamado a una nueva vida, y volverás a vivir como una flor maravillosa."
Y es así, que a partir de entonces, cuando regresa la primavera, los prados se cubren de jacintos delicados y multicolores como aquella promesa predijo.
 
la muerte de jacinto broc

LA OBRA 

La muerte de Jacinto
Jean Broc
Óleo sobre lienzo
1801
Musee Sainte-Croix
Poitiers
Francia