Venus para los Romanos y Afrodita para los griegos, es una de las figuras mitológicas más importantes. Nacida antes de que los olímpicos gobernaran como ya se describió en el mito "Nacimiento de Venus" que publicamos anteriormente en La Vida es Arte, ésta divinidad se origina en la isla de Chipre, donde el mito dice que surgió de las aguas. Los testimonios sobre esta figura se han descubierto en la isla y datan del siglo VII a. C.

Todavía hoy, el destino de miles de turistas es la fortaleza de Venus, que indicaría el punto donde la diosa salió del agua. La mitología antigua consagró la rosa a Afrodita como diosa del amor y la belleza, asociación que la literatura y el arte se han encargado de mantener hasta la actualidad. Una antigua leyenda griega contaba que el rosal creció en la tierra poco tiempo después de que la diosa naciera del mar. Con el fin de dar una prueba de su poder, Afrodita hizo brotar una espléndida rosa, creando así una flor tan perfecta y hermosa como ella.
Otro mito, mucho más extendido, contaba que la rosa era originariamente una flor blanca, pero que se volvió roja por la sangre de la propia diosa mientras intentaba socorrer a su amado Adonis, que ya estaba moribundo.

En la versión de Auguste-Barthélemy Glaize, La sangre de Venus de 1845, puede verse que, en su carrera, la diosa pisó una espinosa rama de rosal y las gotas de sangre que brotaron de su herida tiñeron de rojo la flor.

la sangre de venus de auguste barthelemy glaize

LA OBRA

La sangre de Venus
Auguste-Barthélemy Glaize
Óleo sobre lienzo
1845
Musée Fabre
Montpellier. Francia