Cuentan las crónicas que en los días del Renacimiento, el genial arquitecto Donato Bramante fue convocado por el Papa Julio II para diseñar una escalera digna de la grandeza del Vaticano. Bramante, imbuido de creatividad y visión, concibió una escalera única en su tipo, una doble espiral que permitiría a los visitantes ascender y descender sin cruzarse entre sí.
Los rumores sobre la construcción de la escalera pronto se extendieron por Roma, y la expectación creció a medida que la estructura tomaba forma. Se decía que Bramante trabajaba día y noche, inspirado por una musa invisible que lo guiaba en la creación de su obra maestra. Se dice que incluso los mismos ángeles descendieron del cielo para observar maravillados cómo la escalera tomaba forma bajo las manos del arquitecto.
Sin embargo, entre los secretos y maravillas de la Escalera de Bramante, también se tejían historias de misterio y asombro. Una antigua leyenda contaba que la escalera había sido diseñada para permitir que los jinetes subieran y bajaran del Vaticano sin bajarse de sus caballos, una hazaña que desafiaba toda lógica y convención.
La escalera se convirtió en un símbolo de la grandeza del Renacimiento y atrajo a visitantes de todos los rincones del mundo, ansiosos por contemplar su esplendor. Se decía que aquellos que se aventuraban a ascender por sus peldaños eran bendecidos con fortuna y sabiduría, mientras que aquellos que descendían encontraban la paz y el consuelo que tanto anhelaban.
A lo largo de los siglos, la Escalera de Bramante ha resistido el paso del tiempo, una testigo silenciosa de los acontecimientos que han marcado la historia del Vaticano y de la humanidad. Hoy en día, sigue siendo una maravilla arquitectónica que atrae a visitantes de todas partes, cada uno buscando descubrir los secretos y maravillas que yacen ocultos entre sus suaves curvas y elegantes trazos.
La escalera incorpora principios de proporciones áureas, un concepto matemático y estético que se encuentra en muchas obras maestras de la arquitectura y el arte.
También conocidas como la Divina Proporción o el Número de Oro, son principios matemáticos y estéticos que se han utilizado en el arte, la arquitectura y la naturaleza para crear composiciones visualmente agradables y armónicas. La Proporción Áurea se representa mediante el número Phi (Φ), que es 1.618.