En la casa de Helios, dios del sol y el más poderoso de los titanes, nace una hija. Pero Circe es una niña extraña, no poderosa, como su padre, ni tan seductora como su madre. Al recurrir al mundo de los mortales en busca de compañía, descubre que sí posee poder: el de la brujería, que puede transformar a los rivales en monstruos o animales y amenazar a los propios dioses.

Zeus, no contaban con su astucia, percibe el peligro y la destierra a una isla desierta, donde perfecciona su oficio oculto, domestica bestias salvajes y se cruza con muchas de las figuras más famosas de toda la mitología, incluido el Minotauro, Dédalo y su hijo Ícaro, la asesina Medea, y, por supuesto, el aventurero Ulises.

Circe es una de las figuras más cautivadoras y enigmáticas de la mitología griega. Ella era una hechicera que poseía una varita mágica y preparaba pociones. Era famosa por su capacidad para transformar enemigos y delincuentes en animales y a menudo se la confundía con la ninfa Calypso de quién ya hemos hablado en La Vida es Arte.
Circe no estaba sola en este tema de la brujería. si bien como dijimos se dice que era la hija del dios sol, Helios y la ninfa del océano, Perse. Algunos escritores aseguran que nació de Hécate, la diosa de la brujería. El hermano de Circe, Aeëtes, era el guardián del Vellocino de Oro y su hermana Pasiphaë era una poderosa hechicera y esposa del rey Minos. Circe además era la tía de Medea, una bruja muy popular en la mitología griega, cómo pueden ver era una familia mágica.

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Según otro mito, Circe fue desterrada a la isla de Aeaea después de asesinar a su esposo, el príncipe Colchis. Circe se convirtió en la reina de esta isla solitaria y se construyó un palacio entre sus bosques. Su isla estaba rodeada de animales obedientes y domesticados que estaban bajo su hechizo. A los viajeros y navegantes a menudo se les advirtió sobre la hechicera y su capacidad para atraer a los hombres a la isla para transformarlos en cerdos. Algunas de ustedes asegurarán que hay muchos que no necesitarían el cambio.
Circe entonces, se encontró con Ulises,cuando éste regresaba a casa con su amada Penélope, proveniente de la guerra de Troya.

La bruja, vio a la tripulación de Ulises merodeando por su isla y los invitó a comer. Sin sospechar nada malo, la tripulación aceptó el banquete pero la hechicera añadió una poción mágica en la comida. El brebaje de Circe transformó a la tripulación de Ulises en cerdos.
Uno de los miembros de la tripulación logró escapar y advirtió a Ulises sobre el hechizo de Circe. Al escuchar esto, Ulises obtuvo orientación del mensajero de Atenea sobre cómo frustrar los poderes de Circe. Se presentó así ante Circe con una hierba mōly, que lo protegió de los poderes mágicos de la hechicera. Finalmente logró convencerla de deshacer el hechizo y liberar a su tripulación. La muchacha en realidad se había enamorado del muchacho.

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Pero Circe no solo aceptó la solicitud de Ulises, sino que también le suplicó que permaneciera en su isla. Ulises se quedó con Circe y ella dio a luz a tres de sus hijos: Agrius, Latinus y Telegonus, o en otra versión: Rhomos, Anteias y Ardeias, a veces señalados como los fundadores de Roma, Antium y Ardea.
Después de un tiempo, Ulises, a pesar de las súplicas de Circe, dejó la isla y continuó su viaje de regreso a Ítaca, en dónde lo esperaba la fiel Penélope, teje que te teje.
Antes de irse, Circe guió a Ulises sobre cómo ingresar al inframundo, comunicarse con los muertos y apelar a los dioses como parte de los pasos necesarios para regresar a Ítaca. De esta forma, con su ayuda, Ulises pudo encontrar el camino de regreso a su hogar.

En otra versión romana, Circe se enamoró de Picus, el rey del Lacio. Picus no podía corresponder a los sentimientos de Circe ya que su corazón pertenecía a Canens, la hija del dios romano Jano. Por celos e ira, Circe transformó a Picus en un pájaro carpintero italiano.
En otra narración, Circe se enamoró de Glaucus, un dios del mar. Pero Glaucus no pudo devolver el afecto de Circe, ya que admiraba y amaba a la ninfa Scylla. No tenía mucha suerte con los hombres nuestra amiga. Para vengarse, la celosa Circe envenenó el agua en dónde Scylla tomaría su baño y la convirtió en un monstruo espantoso, dejando atrás su gran belleza y desde ese momento, Scylla frecuentó las aguas hundiendo y destruyendo barcos.

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La sobrina de Circe, Medea, bruja también, ayudó a Jason y a los argonautas en la búsqueda del vellocino de oro. Medea había estancado los avances de Aeetes al asesinar a su propio hermano. Circe absolvió a Medea y Jason de sus pecados y les permitió seguir adelante con su búsqueda y regresar sanos y salvos a casa.
Cuando el hijo de Circe, Telegonus, se convirtió en un hombre joven, se embarcó en un viaje para encontrar a su padre, Ulises. Para su aventura, Telegonus se llevó una lanza venenosa que le regaló Circe, vaya a saber porque ¿no? Sin embargo, debido a la mala suerte y las circunstancias inesperadas, Telegonus mató accidentalmente a Ulises con la lanza. Acompañado por Penélope y Telemaco, Telegonus llevó el cadáver de su padre de regreso a la isla de Circe. Su madre perdonó a Telegonus por su acto y les concedió la inmortalidad a los tres.

Pero, en un giro inesperado, se asegura que Circe usó sus poderes mágicos y hierbas para resucitar a Ulises de entre los muertos. Luego, éste organizó un matrimonio para Telémaco y la hija de Circe, Cassiphone. Pero esto resultó ser un grave error, ya que Circe y Telémaco no se llevaban bien. Un día, se produjo una gran pelea y Telémaco mató a Circe. Apesadumbrada por la muerte de su madre, Cassiphone a cambio asesinó a Telémaco. Al enterarse de estas horribles muertes, Ulises no soportó tanta perdida y murió de dolor.

Un último detalle curioso. La ciencia ha especulado que Circe utilizó la hierba Circaea para causar alucinaciones entre la tripulación de Ulises. Y casualmente la hierba Moly (molibdeno) que llevaba Ulises para protegerse de Circe, tiene la capacidad de contrarrestar los efectos de la Circaea.
El mito de Circe ha sido un tema popular en la literatura y el arte. 

Tilla Durieux como Circe es una pintura al óleo de Franz von Stuck que fue creada alrededor de 1912. El cuadro, pintado al estilo simbolista, muestra a la actriz austríaca Tilla Durieux en su papel de la bruja Circe en la obra homónima de Calderón. La imagen pertenece a la Alte Nationalgalerie de Berlín desde 1969 en préstamo permanente de la República Federal de Alemania.

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Tilla Durieux fue la actriz más pintada de su época. Solo Franz von Stuck la retrató en seis versiones diferentes. El contacto llegó a través de su esposo Paul Cassirer, con quien von Stuck mantuvo relaciones comerciales. En 1912, Tilla Durieux apareció como invitada en el Teatro de Artistas de Múnich, donde apareció como la hechicera Circe en la obra del mismo nombre basada en Calderón, que fue arreglada por Georg Fuchs. Von Stuck invitó a la actriz a su estudio muniqués, y se tomaron varias fotos de ella vestida con trajes teatrales, ya sea por Franz o Mary von Stuck. Una de estas fotos sirvió luego como base para la pintura.

Tilla Durieux está retratada en una escena de la obra, el clímax dramático en el que Circe ofrece a Ulises la bebida de hierbas para transformarlo en un animal domesticado. Su mirada seductora y expectante se muestra de perfil, la figura aparece aislada, como es habitual en Stuck, sin integración espacial, escenografía ni historia. Se trata de una persona que es hermosa y peligrosa. Para el simbolismo, las mujeres en las artes visuales eran simultáneamente "mujeres fatales, santas y prostitutas como objetos del deseo masculino burgués". También se pueden encontrar paralelos a tal imagen de mujeres del fin de siècle, por ejemplo, en la ópera Salomé de Richard Strauss.

En su mano derecha, Circe sostiene un cuenco adornado con un león en relieve, una alusión a los leones que alguna vez fueron visitantes humanos en su isla y que ahora ella mantiene en un recinto. El brazo izquierdo cuelga ligeramente hacia atrás. Lleva joyas en forma de pendiente de oro con una perla y se pueden ver tres anillos en sus dedos. Su ligero vestido azul solo cubre el hombro izquierdo. El cabello rojo está recogido, pero se han desprendido mechones individuales, lo que puede entenderse como un símbolo de la leve maldad de Circe. Sus ojos, ligeramente bajos y rasgados, miran hacia arriba y sus cejas están bordeadas y dibujadas en negro, y los labios de la boca ligeramente abierta están maquillados de rojo, a tono con el cabello. Su piel es de color alabastro, el ideal de belleza clásico occidental. La mirada se dirige hacia la izquierda hacia un punto imaginario fuera del cuadro. Espera la reacción de su contraparte, que no es visible para el espectador. La fuente de luz para iluminar la figura procede de la parte frontal izquierda.

Von Stuck utiliza un fondo negro y misterioso en su imagen, contra el cual la figura emerge aún más contrastante. Esto le da a la imagen un carácter ligeramente llamativo, que se ve reforzado por los colores fríos aplicados en pinceladas paralelas. Esto también realza el rojo del peinado y los labios. En este cuadro el pintor solo utiliza los tres colores básicos: rojo para los labios y el cabello, azul para el vestido y amarillo para el cuenco con el relieve del león.

LA OBRA

Circe ofreciendo su copa a Ulises
Franz Stuck
Alemania, 1913
Museo: Alte Nationalgalerie, Berlín (Alemania)
Técnica: Óleo (60 × 68 cm.)