La esclava griega, es una obra de mármol creada por el escultor estadounidense Hiram Powers. Destacada y elogiada en el siglo XIX, esta pieza es una de las obras de arte más reconocidas y aclamadas de Estados Unidos, siendo también una de las esculturas más populares en la historia del país.
Esta obra, que representa a una figura femenina desnuda, marcó un hito al ser la primera escultura estadounidense de tamaño real con dichas características expuesta públicamente.
Hiram Powers modeló originalmente la escultura en arcilla en Florencia, Italia, completándola en 1843. La versión en mármol principal fue finalizada en 1844 y actualmente se encuentra en el Castillo de Raby en el Reino Unido. Además, se reprodujeron mecánicamente cinco versiones más de tamaño completo para clientes privados, junto con numerosas versiones a menor escala. Estas copias fueron exhibidas en varios lugares de Reino Unido y Estados Unidos, convirtiéndose rápidamente en una de las obras más famosas de Powers.
La posición de la figura muestra que fue inspirada en la Venus de Médici de la Galería Uffizi en Florencia. La escultura representa a una joven mujer encadenada y desnuda, sosteniendo en una mano una pequeña cruz sujeta por una cadena. Powers describió el tema de la obra como la historia de una esclava griega capturada por los turcos durante la revolución griega. La protagonista, única sobreviviente de su familia, se encuentra entre extraños bárbaros, recordando los desastres que la llevaron a su situación actual, pero también confiando en la bondad de Dios.
La obra tuvo un significado simbólico para algunos abolicionistas estadounidenses, generando un torrente de prosa y poesía inspirada en su mensaje. Durante la gira de la escultura en 1847 y 1848, Miner Kellogg, amigo del artista y gerente de la gira, proporcionó su propia descripción. Más allá de la aparente representación de una doncella griega captiva por los turcos, Kellogg destacó la idea de la obra como un emblema de la prueba a la que se somete toda la humanidad, simbolizando la resignación, la virtud intransigente y la paciencia sublime ante el sufrimiento.
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