Charles Francis Fuller fue un destacado escultor británico no demasiado conocido. Se trasladó desde las Islas hasta Florencia para establecerse definitivamente y allí fue pupilo del escultor norteamericano Hiram Powers. Fueron amigos íntimos junto con otro escultor americano, Thomas Ball, y formaron una pequeña comunidad de expatriados en la ciudad italiana.
Durante seis años estuvo sirviendo al ejército y llegó a ser condecorado con una medalla por su participación en la Guerra del Cabo. Incluso, una vez dejó el servicio, aunque le decían amistosamente "el capitán". Al principio se le conoció por el trabajo de hacer retratos pero también realizaba esculturas. Una de estas últimas es Rodopi, obra que realizó en mármol en 1862. Se inspiró en una especie de cuento de Cenicienta que no tiene nada que ver con la que todos conocemos sino con una historia documentada por el geógrafo griego Estrabos (contemporáneo de Jesucristo) en su libro Geographica.
Rodopi, que en griego significa mejillas rojas, era una chica, griega, bonita y educada que fue vendida como esclava a un traficante llamado Ladmon quien la revendería en Egipto. Sus compañeras esclavas sentían celos por ella y le dejaban los trabajos más duros. Fueron ellas quienes la bautizaron, ridiculizándola, como "mejillas rojas". Un día, después de otra dura sesión de trabajo, se bañó en el Nilo y se quedó dormida. Un halcón aprovechó para tomarle una sandalia que llevó hasta Menfis donde residía el Faraón. Este halcón era el dios Horus y dejó la sandalia junto al monarca quien curioso y entendiendo que se trataba de un mensaje del dios, quiso encontrar la propietaria de la sandalia, enviando emisarios a su búsqueda.
Como no hubo éxito, el propio faraón decidió recorrer el Nilo en su barca y llegó al palacio donde Rodopi se encontraba esclavizada. Pidió a todas las criadas -que previamente habían escondido a la muchacha- que se probaran la sandalia, pero el tamaño no encajaba bien hasta que el monarca terminó por descubrir a Rodopi escondida y le ordenó que se la probara. Por supuesto, era de su medida y una vez descubierta la propietaria y viendo su belleza, al Faraón no le llevo mucho tiempo enamorarse. La chica pasaria de ser esclava a convertirse en reina de Egipto.
Otro cuento narrado por Estabos se basa en una mujer real, una chica de Tracia que no llegó a reina pero que fue célebre. Está otra Rodopi también fue vendida como esclava, pero las circunstancias la permitieron llegar a ser una prestigiosa cortesana, hasta el punto de que cuando murió se erigió en el delta del Nilo una pequeña pirámide que contenía su tumba, es decir, que el personaje real no fue reina pero fue enterrada como tal.
Fuller recrea a Rodopi. La representa durmiendo después de haberse bañado en el Nilo, es justo el momento en el que el halcón (Horus), le toma la sandalia. La escultura está esculpida en un claro estilo neoclásico que recuerda al de su profesor Powers quien, curiosamente, también se había referido a la esclavitud femenina en alguna obra, aunque en un contexto diferente al de Fuller.
LA OBRA
Rodopi
Charles Francis Fuller
Escultura en Mármol
1862
Museo Soumaya
Ciudad de México