Cuenta el mito de Apolo y Dafne que Apolo se burló de Eros. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. Otro disparo, hirió a la Driade Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando Apolo vio a Dafne sucumbió a un deseo descontrolado y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él.

La driade corrió y corrió hasta que agotada pidió ayuda a su padre, el río Ladón, y a su madre la diosa Gea quienes decidieron convertir a Dafne en un árbol de laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba la transformación: su cuerpo, protegiéndose con una dura corteza, sus pies como raíces se hundieron rápidamente en el suelo y su cabello se transformó en miles de hojas. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar. Y le habló: «Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las personas en señal de victoria».

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La transformación la relata Ovidio en su poema Las metamorfosis. Este mito ilustra el origen de uno de los símbolos típicos del dios, la corona de laurel.

Gian Lorenzo Bernini captura la transformación de Dafne con intensa emoción, retratando las diferentes etapas de sus cambios. Al igual que sucede en otra de sus obras, el Rapto de Proserpina, la obra nos pide que interactuemos con ella: vista desde la espalda de Apolo, la figura de Dafne queda oculta, mostrándonos sólo el árbol en que se transforma, de modo que girando alrededor de la estatua tenemos una visión en el tiempo de la metamorfosis de la ninfa.
apoloydafnebernini 4Aunque Apolo predicaba la virtud griega de la Sofrosina, la moderación y la sobriedad, esta escultura lo muestra persiguiendo desesperadamente a su amor, claramente en vano, como tantas veces sucede.

Esta obra se inspiró en el Apolo Belvedere de Leocares. El grito de horror de Dafne y el rostro perplejo de Apolo nos muestran un contraste de actitudes. Dafne parece desconocer su transformación según mira hacia atrás, por encima de su hombro, con los labios entreabiertos por el miedo. Su repentina detención, al echar raices, muestra el cabello de Dafne inmortalizado mientras gira. Mientras, Apolo se muestra estupefacto, no puede creer lo que ven sus ojos y como el amor resbala como arena entre sus dedos.
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LA OBRA

Apolo y Dafne
Gian Lorenzo Bernini
Técnica: Escultura
2,43 mts. de altura
1625
Museo: Galería Borghese
Roma, Italia