El planeta rojo, Marte, llamado así por el dios romano de la guerra, ha sido durante mucho tiempo un presagio en el cielo nocturno. Y, a su manera, la oxidada superficie roja del planeta cuenta una historia de destrucción, asociado al color de la sangre y la guerra. Hace miles de millones de años, el cuarto planeta desde el sol podría haberse confundido con el gemelo más pequeño de la Tierra, con agua líquida en su superficie, y tal vez incluso vida.
Ahora, este mundo es un desierto frío y árido con pocas señales de agua líquida. Pero después de décadas de estudio utilizando orbitadores, módulos de aterrizaje y rovers, los científicos han revelado a Marte como un paisaje dinámico, arrastrado por el viento que podría, solo tal vez, albergar vida microbiana debajo de su superficie roja como la sangre.
Marte es un antiguo dios de la fertilidad que llegó a ser conocido como Gradivus , el caminante y el dios de la guerra. Aunque generalmente se considera que es el equivalente del dios de la guerra griego Ares, Marte era muy querido y honrado por los romanos, a diferencia de Ares en su relación con los antiguos griegos.
Casi dios fundador para Roma, Marte engendró a Rómulo y Remo, convirtiendo a todos los romanos en sus hijos. Los romanos nombraron un área más allá de los muros de su ciudad para Marte, el Campus Martius 'Campo de Marte'. Dentro de la ciudad de Roma había templos en honor al dios y la simple apertura de las puertas de su templo simbolizaba el comienzo de la guerra pero dejemos esto aquí.
Cómo dijo un tal Pitágoras: Hablemos de triángulos!
La historia de Marte y Venus atrapados en una red es uno de tantas historias de amantes adúlteros expuestos por un marido engañado. La forma más antigua de la historia que tenemos aparece en el Libro 8 de la Odisea del poeta griego Homero , probablemente escrita en el siglo VIII a. C. Los protagonistas en la obra son: la diosa Venus, una mujer adúltera y sensual aficionada al sexo y la sociedad; Marte, un dios atractivo, viril y muy agresivo; y Vulcano el herrero, un dios poderoso pero viejo, retorcido y víctima de una naturaleza poco generosa con su apariencia física.
Algunos eruditos dicen que la historia es una obra moral sobre cómo el ridículo mata la pasión, otros que la historia describe cómo la pasión sobrevive solo cuando es secreta y, una vez descubierta, no puede durar.
Si bien ya hemos contado esta historia, en La Vida es Arte intentaremos hacerla entretenida, el público se renueva. Bien, comencemos diciendo que la diosa Venus estaba casada con Vulcano, dios de la noche y la herrería y un anciano feo y rengo. Marte por su parte, un atractivo, joven, con un físico privilegiado, se hace irresistible para ella, hacen el amor apasionadamente en el lecho matrimonial de Vulcano. El dios Apolo que pasaba en su tránsito celestial diario por ahí, advierte movimientos sospechosos y... Se fue con el chisme al marido y dueño de casa. Ya saben, el último que se entera siempre es el engañado/a.
Vulcano, que hervía como lava, de la furia, fue a su fragua y creó una trampa hecha de cadenas de bronce tan finas que ni siquiera los dioses podían verlas, y las extendió sobre su lecho nupcial, cubriéndolas con los postes de la cama. Luego le dijo a Venus que se iba a la ciudad de Lemnos. Cuando Venus y Marte, aprovechando la ausencia de Vulcano, se lanzaron sin pensarlo mucho sobre el lecho conyugal, quedaron atrapados en la red, incapaces de mover ni una mano o pie, bueno en realidad no podían mover nada.
Por supuesto, Vulcano, que no se había ido realmente a Lemnos los sorprendió y puso el grito en el cielo, o mejor dicho en el Olimpo, gritándole al padre de Venus, quien entre otros dioses, se habían reunido para presenciar el espectáculo. Ahí estaban en primera fila: Mercurio, Apolo y Neptuno; todas las diosas se mantuvieron alejadas por la vergüenza. Los dioses se rieron a carcajadas al ver a los amantes atrapados, y uno de ellos, Mercurio, hasta tuvo la audacia, mal momento, para decir en tono de broma, que no le importaría quedar atrapado en la red con alguien como Venus, que jugador este Mercurio !... En fin...
Vulcano ofendidísimo, exige a Jupiter, que le devuelva la dote, mientras Neptuno negocia por la libertad de Marte y Venus. Vulcano finalmente acepta las condiciones y suelta las cadenas, y así Venus se va a Chipre y Marte a Tracia.
LA OBRA
Venus y Marte
Antonio Canova
1820 - 1830
Escultura en Mármol
Dimensiones 233 x 125 cm.
Museo del Prado
La Imagen (NASA) fue tomada en 2003, por el Telescopio Espacial Hubble cuando el planeta rojo se encontraba en su aproximación más cercana a la Tierra en 60.000 años.