Calisto era la hija del rey Licaón, y como princesa lo lógico es que viviera en el palacio, pero Calisto era diferente en muchos aspectos, era una ninfa virgen que vivía en los bosques, consagrada a la caza, y que como muchas otras, formaba parte del cortejo de la diosa Diana. Su nombre en griego significa: Bellísima, y le hacía completa justicia, pues era una joven de gran belleza.
Las ninfas que acompañan a la diosa de la caza y de la Luna, Diana, se habían comprometido en un voto de castidad, como ya hemos contado en La Vida es Arte, éste juramento, las mantenía apartadas de los varones y del rol que destinaba la sociedad de entonces a las mujeres: la familia y la maternidad.
Sin embargo, su estatus estaba más próximo a una amazona, que al de una matrona romana. Vivían en y de la naturaleza, al aire libre, lejos de la ciudad y del ámbito doméstico, y se dedicaban a la caza, alejadas de las labores del hogar y de otras actividades que se consideraban propias del sexo.
El poeta Ovidio en el libro II de su Metamorfosis, relata la historia de Calisto. Júpiter descubre enseguida su belleza y además se da cuenta, que no era su oficio cardar la lana ni arreglarse el pelo como las mujeres que solía seducir habitualmente, sino que era una guerrera, perteneciente al ejército de Febe, es decir Diana, la hermana gemela de Febo (Apolo)
Júpiter la vio un día y se enamoró enseguida de ella, como nos cuenta Higino. Para seducir a una doncella que rechazaba por su juramento a todos los hombres, dioses inclusive, Júpiter saca de la galera otro de sus trucos, y en un sorprendente fashion emergency, adopta la forma de la diosa Diana. Con esta nueva imagen, acompaña a la ninfa en una cacería, una perfecta ocasión que aprovecha para separarla de sus compañeras en un sector apartado del bosque, en donde la toma por la fuerza.
Si bien queda claro que Júpiter-Zeus hacía las veces de Diana, la historia tiene un indudable trasfondo lésbico, ya que Calisto, desconocía que en realidad Diana era su padre metamorfoseado. Era indudable que Calisto rechazaría a Júpiter como prototipo masculino, pero no a su hija Diana, por lo que aquél decide tomar el aspecto de la diosa para acercarse a la bellísima ninfa, y aprovecharse de ella.
Para mantener una relación sexual con la joven tan deseada, adopta la figura femenina, conocedor de que su hija Diana y sus ninfas, entre las que estaba Calisto, rehuían a los hombres. Seducida por la femenina apariencia del dios, Calisto accedió, pero claro luego quedó embarazada y como era posible explicar esto.
Cuando se descubre en ocasión de un baño grupal de las ninfas que Calisto está embarazada, la diosa que rechaza a los varones y el papel que la sociedad le otorga a la mujer le pide explicaciones a su ninfa de la situación tan evidente a esas alturas, Calisto, inocente, le reprocha que lo abultado de su vientre es culpa de ella, de la mismísima Diana.
La diosa furiosa por el acto y la mentira que entendía como tal, pues desconocía lo que había hecho su padre, Júpiter, castiga a la ninfa convirtiéndola en una osa, que preñada vagará por los montes errante y sola como el animal salvaje que ha llegado a ser, y acabará dando a luz a Árcade, que se convertirá en el héroe de los arcadios.
Perseguida la osa años después por unos cazadores, entre los que quizá estaba su hijo Árcade, sin saberlo, será capturada y llevada ante el rey Licaón, su rey padre, bajo cuyo nombre propio se encuentra el nombre común del lobo en griego, lykos, que lógicamente no reconoce a su hija. Ella se refugiará en el templo de Júpiter, ignorando que estaba prohibido penetrar en ese recinto sagrado. Su hijo la siguió instintivamente, según cuenta Higino y como no se podía entrar en dicho santuario bajo pena de muerte, tanto la madre como el hijo que lo han hecho, deben ser ejecutados.
Pero justamente allí encontrarán ambos la protección divina que buscaban, pues cuando los arcadios se disponían a darles muerte, Júpiter, que algo de responsabilidad y culpa sentía, se apiada de ambos, y, no pudiendo deshacer la metamorfosis sufrida por Calisto, le otorga un lugar entre las estrellas, convirtiéndola en la constelación de la Osa Mayor, y a su hijo, lo convertirá en Arcturo, El Boyero, que deriva de la expresión griega que significa “cola del oso”, haciendo referencia a la Osa Mayor, ya que si se prolonga la línea imaginaria formada por el mango del carro de la osa, llegamos a esta estrella. Estrella que era usada para predecir el estado del mar, como nos cuenta Arato:
"Detrás de Hélice evoluciona, parecido a un conductor, Artofílace, a quien los hombres dan el sobrenombre de Boyero, porque hace el efecto de tocar con la aguijada el Carro de la Osa, y es todo él muy brillante; debajo de su cintura da vueltas, clara entre las demás, la estrella Arturo"
En la obra, "Júpiter disfrazado de Diana y la ninfa Calisto" de François Boucher, se representa a Calisto en los brazos de Júpiter disfrazado de Diana, identificada por su carcaj con flechas.
Sobre ellos, envueltos en cortinas, hay dos cupidos que lanzan flechas de amor llenas de un deseo incontrolable. El ropaje está en las garras del águila de Júpiter.
Júpiter seduciendo a Calisto disfrazado de mujer era un tema popular, generalmente llamado "Júpiter y Calisto". Era el tema común más inequívoco con las amantes lesbianas de la mitología clásica.
Los dos amantes a menudo se muestran felizmente abrazados en una alcoba. La violación violenta descrita por Ovidio como hecho posterior a la comprensión de Calisto de lo que está sucediendo rara vez se indica.
Júpiter disfrazado de Diana y la ninfa Calisto
François Boucher
Fecha 1759
Medio óleo sobre lienzo
Dimensiones: altura: 57,7 cm; ancho: 69,8 cm