En los confines del cielo, donde los dioses tejían las estrellas y los horizontes se pintaban con los colores del alba y el ocaso, residían dos hermosas deidades que personificaban el amanecer y el atardecer: Aurora y Crepúsculo. Aurora, la diosa de la aurora, era una figura celestial de una belleza deslumbrante. Sus cabellos dorados irradiaban la luz de las primeras horas del día, y su presencia iluminaba el mundo con una suave calidez que anunciaba el despertar de la naturaleza y la renovación de la vida. Con cada pincelada de su pincel celestial, pintaba los cielos con tonos rosados, dorados y naranjas, regalando al mundo un espectáculo de incomparable belleza.

Crepúsculo, por otro lado, era la personificación del atardecer, un ser enigmático cuya llegada marcaba el fin del día y el comienzo de la noche. Sus cabellos oscuros como la noche misma se deslizaban por el horizonte, envolviendo el mundo en una atmósfera de misterio y melancolía. Con cada pincelada de su mano, teñía el cielo con tonos púrpuras, azules y grises, preparando al mundo para el descanso nocturno.

aurora bouguereau

Sin embargo, a pesar de su belleza y poder, Aurora y Crepúsculo estaban condenados a estar separados por la eternidad. Sus dominios nunca se encontraban, ya que el amanecer siempre precedía al atardecer, y el atardecer siempre seguía al amanecer. Aun así, su amor prohibido ardía con la intensidad de mil soles, y anhelaban desesperadamente estar juntos, aunque fuera por un breve momento.

Cada día, al borde del horizonte, Aurora y Crepúsculo se encontraban en el límite entre la luz y la oscuridad, donde sus mundos se rozaban brevemente. En ese efímero instante, se abrazaban con pasión, sus cuerpos entrelazados en un abrazo eterno mientras se fundían en un beso que trascendía el tiempo y el espacio.

Pero su amor no estaba exento de sacrificio. Con cada amanecer, Aurora debía dejar atrás a su amado, sabiendo que no lo volvería a ver hasta el próximo crepúsculo. Y con cada atardecer, Crepúsculo veía partir a su amada, sumiéndose en la oscuridad de la noche con el corazón lleno de añoranza.

Así, el mito de Aurora y Crepúsculo perdura en los cielos, recordándonos la belleza y la tragedia del amor prohibido. Sus encuentros fugaces nos enseñan que, aunque el destino pueda separarnos, el amor verdadero siempre encontrará una manera de brillar, incluso en la más profunda oscuridad.

La Aurora y El Crepúsculo son dos hermosas obras de William-Adolphe Bouguereau, el tema fue tratado por varios artistas, siendo estas unas de las pinturas mas destacadas. Y a las que interesante observar a la par, pues son una contraparte de la otra. En el caso de Aurora,el autor, autor de varias obras de temática mitológica representa a la divinidad celeste Eos, personificación de la aurora, que da nombre al cuadro.

Eos es, junto a Helios y Selene (el sol y la luna) una tríada de hermanos hijos de titanes asociados a las divinidades celestes de los griegos. Era madre de los vientos Céfiro, Boreas y Noto ​y su función, según Homero, era abrir las puertas del cielo al sol para su salida cada mañana. Precediendo a Helios en su carro, ahuyenta a la noche y permite el amanecer cotidiano.

Los atributos de la diosa suelen ser el carro que ella misma conduce y un fino manto con el que se envuelve. ​Fue muy representada en cerámica portando o llorando la muerte de su hijo Memnón ante las murallas de Troya en su enfrentamiento contra Aquiles. Rodin y Matisse realizaron esculturas con temática sobre la diosa, mientras que Annibale Carracci y François Boucher pintaron a esta en su episodio con Céfalo.
Como tantos artistas precedentes y contemporáneos, Bouguereau usa el tema como excusa para representar a la diosa sensual y semidesnuda, con su manto ligero alrededor de su cuerpo, besando y dando vida a las flores después de la fría noche, que se intuye a sus pies.

En segundo lugar encontramos El Crepúsculo, una pintura de 1882 de Bouguereau, siendo esta la contraparte de La Aurora. La pose es muy similar, aunque la figura aparece más recogida en sí misma y ligeramente inclinada hacia la derecha, mientras la Aurora está en movimiento e inclinada ligeramente hacia la izquierda. El amplio y vaporoso manto oscuro más enmarca que cubre el desnudo clásico idealizado, blanco y terso, característico del artista. Se encuentra sobre la costa rocosa del océano del oeste, donde el sol se pone.

crepusculo bouguereau

LAS OBRAS

1) La Aurora William-Adolphe Bouguereau
Año 1881
Óleo sobre lienzo
Estilo Academicismo
Localización Birmingham Museum of Art
Birmingham, Alabama

2) El Crepúsculo
Autor William-Adolphe Bouguereau
Año 1882
Material Óleo y Lienzo
Dimensiones 207.5 x 108 cm
Ubicación Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba
Cuba