Ovidio, en sus Metamorfosis decía que la criatura concebida en trajes circunstancias, había crecido bajo las protección del bosque y estaba buscando una manera de liberarse y abandonar a su madre. El feto formó una protuberancia en el medio del árbol y oprimió las vísceras maternas sin que el dolor pudiera expresarse con palabras. El árbol se dobló, asumiendo el aspecto de alguien que hace un esfuerzo, y emitió gemidos, que derramaron abundantes lágrimas. Luego la corteza se partió y el niño fue liberado a través de la quebradura. Ya estaba vivo, y de inmediato comenzó a vagar.
Una versión distinta, asegura que el recién nacido fue recogido por Venus, quien a su vez se lo confió a Proserpina (Perséfone) para criarlo. Una vez que se convirtió en adulto, Venus fue al Inframundo para llevárselo de regreso, pero se encontró con la oposición de Proserpina, su madre adoptiva. Para resolver la rivalidad entre las dos diosas, Júpiter estableció que Adonis pasaría la mitad del año en el Inframundo con Proserpina y la otra mitad en la tierra con Venus. Recordemos que ya Perséfone pasaba algo más de la mitad del año en el Hades y en primavera volvía de su destierro a encontrarse con Deméter su madre, como ya hemos contado en La Vida es Arte.
Ovidio sin embargo toma otra camino. Según la versión ovidiana, después del nacimiento Adonis fue recogido por las náyades y con los años se distinguió por su belleza, tanto que Venus, alcanzada por una flecha de oro de Cupido, se enamoró locamente de él.
La obra de Maignard
Se había convertido en compañera inseparable de Adonis, estaba acostumbrada a mantenerse alejada y cuidarse sola, cuidando su belleza para que esta brillara aún más, si es que esto era posible.
Adonis era un hábil cazador, y Venus lo acompañaba en sus viajes de caza. La diosa, sin embargo, siempre aconsejaba repetidamente a Adonis que fuera prudente y le decía maternalmente:
¡Muéstrate fuerte contra esos animales que se escapan fácilmente, pero con los agresivos el coraje es peligroso.
Pero Adonis, no escuchó las advertencias de su amada. Sus perros siguieron las huellas de un jabalí que había sido herido por una lanza arrojada por Adonis, sin embargo el jabalí logró deshacerse de ella y comenzó a perseguir al cazador en busca de venganza. Una vez que lo alcanzó, le clavó profundamente sus colmillos en la ingle. Sí ¡Justo ahí!
Venus escuchando los gritos de dolor de su amante moribundo, corrió al fatídico lugar. Lo vio retorcerse casi sin vida hundido en un charco de su propia sangre. Fue ahí, cuando con enorme dolor, hizo una promesa: "El recuerdo del duelo durará para siempre y tú sangre dará vida a una flor"
Luego de prometer esto, la diosa vertió néctar perfumado sobre la sangre y de ella surgió una anémona, un sinfín de rosas brotaron de las lágrimas de Venus por aquel amor perdido.
La obra de Carracci
LAS OBRAS
Venus y Adonis
Artista Nicolás Mignard d'Avignon
1650
Dimensiones
373,38 x 226,06
Óleo sobre lienzo
Venus, Adonis y Cupido
Título original: Venere, Adone e Cupido
Autor: Annibale Carracci
Año: circa 1590
Óleo sobre lienzo
Estilo: Clasicismo
Tamaño: 212 × 268 cm
Localización: Museo del Prado
Madrid, España