El magnífico retrato de Eleonora de Toledo junto a su segundo hijo, Giovanni, es una de las mayores obras maestras de Bronzino y la obra que contribuyó a transmitir al imaginario colectivo el esplendor de la novia de Cosimo I de Médici. Con su piel luminosa, sus ricas joyas y su suntuoso vestido, Eleonora destaca sobre un llamativo fondo azul que la dota de un aura de sacralidad, equiparando efectivamente el retrato a una aparición.

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Esta gran superficie azul fue realizada con el pigmento más caro disponible, el azul lapislázuli, tradicionalmente utilizado en el arte italiano para el manto de la Virgen, signo identificativo de la devoción a María. Uno de los objetivos de este retrato es sin duda la exaltación del papel dinástico de la duquesa, que aseguró la sucesión de la línea de los Medici, como lo atestigua la presencia de Giovanni, nacido en 1543.

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Su segundo hijo estaba destinado a una carrera eclesiástica como el homónimo de su célebre antepasado, Giovanni, segundo hijo de Lorenzo el Magnífico, que se convirtió en el Papa León X en 1513. Otro elemento significativo es sin duda el manto tejido en brocado de seda, el tejido más caro disponible, una especialidad de la industria textil florentina, a menudo empleado para vestimentas litúrgicas. Los motivos repetidos del tejido, la granada y la piña, son símbolos cristianos de resurrección y regeneración, que aluden a la fertilidad de la duquesa.

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Sin embargo, el cuadro no pretende ciertamente ofrecer únicamente la imagen de una buena esposa y madre cristiana. Eleonora era una mujer de Estado, una administradora capaz, la colaboradora más importante del duque. En el verano de 1545, mientras Bronzino realizaba su retrato, Eleonora ya había ejercido tres veces el cargo de jefa de Estado durante las ausencias de Cosimo.

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Al representarla hasta las rodillas, reproduciendo así la misma solución innovadora adoptada por Rafael al pintar a León X, Bronzino confirió a este retrato un aura de majestuosidad y autoridad, convirtiendo el rostro de esta mujer en el emblema de un espíritu decidido y noble. Bronzino logró capturar todos los rasgos de la personalidad de Eleonora y transmitirlos en un retrato extraordinario que retrata a una esposa y madre, así como a una mujer poderosa e independiente.

LA OBRA

Retrato de Eleonora di Toledo con su hijo Giovanni
Agnolo di Cosimo Tori detto Bronzino
1545 c.
Óleo sobre madera
Tamaño 115 x 96 centímetros
Museo Los Uffizi


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