Ante la traición, es la pureza de su propio corazón lo que cuestiona, no comprender porque un humano tiene incapacidad, para vivir a la altura de la idea épica del amor, tal como ella lo ve.
En la obra de Jean Giraudoux de la década del 40, Ondine, se presentó al público el concepto de pérdida de la automaticidad de todas las funciones, incluida la respiración, el movimiento, la vista y el oído, como la maldición de Ondine: “Desde que te fuiste, he tenido que obligar a mi cuerpo a hacer cosas que debería hacer automáticamente. Ya no veo a menos que ordene a mis ojos que vean. Tengo cinco sentidos, treinta músculos, hasta mis huesos para mandar; es una rutina agotadora. Si relajo mi vigilancia por un momento, puede que me olvide de oír o respirar”.
En esta historia, el marido de Ondina probablemente murió porque renunció a respirar. En otra de estas versiones, Ondine era una hermosa ninfa bendecida con la inmortalidad y la eterna juventud; sin embargo, podría perder sus dones si daba a luz a un niño humano. Cuando ella se enamora de un hombre, él le jura: "¡Cada aliento de mi despertar será mi promesa de amor y fidelidad para ti!" Esa elección de palabras se volvería fatídica; se casaron felizmente y tuvieron un hijo, así ella se volvió humana, envejeció y perdió su belleza. Un día, sorprendió a su marido durmiendo con otra mujer; lo despertó, lloró desconsoladamente y le dijo: “Me prometiste fidelidad con cada aliento de tu vigilia, y yo acepté esa promesa; que así sea; mientras estés despierto, respirarás, pero si alguna vez te duermes, no volverás a hacerlo ".
La maldición de Ondina, es uno de tantos relatos míticos con fuertes lazos en el campo de la Medicina. Como ya hemos contado en La Vida es Arte, una ninfa Ondina era un espíritu de agua inmortal que se convirtió en humano después de enamorarse de un hombre, casarse con él y tener un hijo. En una de las versiones del mito, cuando sorprendió a su esposo durmiendo con otra mujer, lo maldijo para que permaneciera despierto para controlar su propia respiración. Durante el siglo XIX, el raro síndrome caracterizado por la pérdida del control autónomo de la respiración, mientras que la respiración voluntaria permanece intacta, fue justamente llamado "la maldición de Ondine". Hoy en día, el término maldición de Ondine suele asociarse con el síndrome de hipoventilación central congénita; un condición extremadamente rara en dónde la respiración durante el sueño puede fallar.
Ahora lo sabes infiel, no te vuelvas a dormir sin avisar.
LA OBRA
Ondina
Henry Peters Gray
1865
Oleo sobre lienzo
Dimensiones Altura: 37,1 cm; Ancho: 26,9 cm
Colección Museo Smithsonian de Arte Americano
Museo Smithsoniano de Arte Americano