En la mitología griega, Calipso, era según la Odisea, una hija del titán Atlas, que reinaba en la hermosa isla de Ogigia. En la Titanomaquia, cuando los titanes perdieron la guerra, los Olímpicos castigaron a Calipso, por ser hija de Atlas, enviándola a Ogigia. Cuando Ulises (Odiseo), en su larga aventura, que ya hemos publicado en La Vida es Arte anteriormente, llega a esta isla tras naufragar su barco.
Calipso lo hospeda en su cueva, y lo agasaja con manjares, bebida y su propio lecho, lo que se dice una gran anfitriona. Lo retuvo así durante mucho tiempo, siete largos años según Homero, y tuvo con él dos hijos: Nausítoo y Nausinoo.
Calipso intenta desesperadamente que Ulises olvide su vida anterior, y a su esposa la fiel Penélope, la del bolso de piel marrón (chiste, chiste). Un tanto desesperada y como último recurso, incluso le ofrece la inmortalidad y la juventud eterna si se quedaba con ella en Ogigia, pero el héroe cansado de tanto agasajo y arrumaco, lo único que desea es volver a casa con su mujercita. Pero, como no fuera nadando...
Ahora bien, adelantemos un poco la historia para ir hasta la casa de Penélope. Lógicamente después de tanto tiempo de ausencia, todos ya daban a Ulises por muerto, sin embargo, la "tejedora" esposa: Penélope, lo esperaba en Itaca. En ausencia de Ulises y para evitar el acoso de sus entusiastas "fans", les decía que aceptaría un nuevo esposo cuando terminara de tejer un sudario para el rey Laertes, su suegro. Para prolongar el mayor tiempo posible esta tarea, Penélope deshacía por la noche lo que tejía durante el día; sin embargo, una mujer la delata, nunca falta la buena vecina, por lo que es obligada a concluir su labor.
Viendo la situación en la que se encuentra Penélope, la diosa Atenea se conmueve, y pide a Zeus que ordene a Calipso dejar ir a Ulises. Zeus envía a su mensajero Hermes, y Calipso, viendo que no tenía más opción que obedecer, entregó a Ulises materiales y víveres para que construyera una balsa y continuara así su viaje.
Al concluir la embarcación, Ulises se despide de ella, no sin cierto recelo pues podría tratarse de una trampa, pero la diosa resignada lo dejo ir y Ulises finalmente zarpó. Y se marchó... Y a su barco le llamo Libertad...
Continuemos, algunas leyendas cuentan que Calipso terminó muriendo de pena.
Pero existe otra versión del mito, con Calipso de protagonista, y transcurre en el mismo escenario, la isla de Ogigia. Telémaco, hijo de Penélope y Ulises y Mentor, un amigo de éste último naufragan y llegan a la isla. Calipso los recibe y se enamora en esta ocasión de Telémaco a cuyo padre, ella había amado antes. Bueno, digamos que igualmente todo queda en familia. Sin embargo, el amor de Calipso por Telémaco, no es correspondido, ya que el muchacho siente un gran amor por la ninfa Eucaris y ésta además le correponde. Calipso es advertida de la situación por Venus.
Mentor y Minerva, diosa de la sabiduría, convencen a Telémaco que debe volver a gobernar su reino en Itaca. Telémaco se va de la isla y Eucaris lo espera durante varios años hasta que una adivina le revela la verdad: Telémaco ha rescatado a Antíope del poder de Aristeo y se ha casado con ella. Eucaris, con su corazón destrozado, muere literalmente de amor.
LA OBRA
Calypso
Artista Henri Lehmann
Fecha 1869
Oleo sobre lienzo
Colección Instituto de Arte de Minneapolis
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