El arte, desde sus albores, ha recurrido al uso de símbolos para expresar ideas, emociones y conceptos complejos. Dentro de esta vasta simbología, pocos personajes han sido tan recurrentes y significativos como Cupido y los putti. Estas figuras aladas, relacionadas con el amor, la inocencia y lo divino, han cautivado a generaciones de artistas, quienes las han plasmado en obras que abarcan desde la Antigüedad hasta el siglo XIX. Este artículo explora su simbolismo, su representación en la historia del arte y su presencia destacada en las obras de William-Adolphe Bouguereau.
El círculo mágico es una de las obras más evocadoras y misteriosas del pintor inglés John William Waterhouse, realizada en 1886. Waterhouse, famoso por su inclinación hacia temas de mitología y literatura clásica, captura aquí una escena impregnada de misticismo y encanto, que ha intrigado y fascinado al público desde su creación.
Waterhouse pintó El círculo mágico en una época en la que el movimiento prerrafaelita, del que se inspiraba, ya había dado paso a nuevas formas de expresión artística.
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