Pinturas

Indudablemente, pocas figuras de la mitología griega han dejado una huella tan profunda en el inconsciente colectivo como la de Prometeo. Este titán inmortal no solo desafió a los dioses, sino que también se convirtió en símbolo de la curiosidad y el ingenio humano, dominando nuestro imaginario colectivo al reflejar el eterno dilema sobre los riesgos y beneficios del progreso científico y técnico. Su historia representa la esencia del sacrificio en favor de la humanidad, una imagen que ha perdurado durante siglos.

La vida de Vincent van Gogh es una historia de pasión, perseverancia y dolor, y pocas de sus obras reflejan tanto de su espíritu como ¨La Noche Estrellada¨. Pero antes de crear la famosa pintura de 1889 que conocemos, el artista ya había explorado un cielo nocturno vibrante en otra versión de esta obra, en ¨Noche estrellada sobre el Ródano¨, que pintó en 1888. A través de las cartas que escribió a su hermano Theo, se puede entrever su obsesión por el cielo y sus estrellas, sus ansiedades artísticas y sus anhelos. En estas cartas, Vincent describe sus intenciones y emociones, y deja claro cuánto le fascinaba el juego de luces en el cielo nocturno.

John William Waterhouse, uno de los principales representantes del prerrafaelismo tardío, logró capturar en sus obras un equilibrio perfecto entre el arte y la literatura. En cada uno de sus lienzos, el espectador encuentra una narrativa visual que evoca momentos de historias épicas, poemas o leyendas. Aunque sus pinturas suelen ser representaciones de eventos literarios o históricos, “El alma de la rosa”, realizada en 1908, destaca como una obra profundamente poética y cargada de simbolismo.