La pintura muestra una Venus poderosa y reclinada y un Cupido igualmente corpóreo, que se retuerce y se entrelaza alrededor de la diosa para acariciarla y besarla.
Calisto era la hija del rey Licaón, y como princesa lo lógico es que viviera en el palacio, pero Calisto era diferente en muchos aspectos, era una ninfa virgen que vivía en los bosques, consagrada a la caza, y que como muchas otras, formaba parte del cortejo de la diosa Diana. Su nombre en griego significa: Bellísima, y le hacía completa justicia, pues era una joven de gran belleza.
No tan popular en el arte como su madre Nyx, Hemera, fue su complemento, siendo la personificación del Día. Los romanos la conocían como Dies, el sustantivo latino para día, pero en ninguna de las tradiciones clásicas parece haber atraído seguidores o culto.
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