El dormir de la Tristeza y el sueño de la Alegría de Raffaelle Monti:, es casi un grito esculpido de la unificación italiana. ¡Imagínate el año 1861! Italia, esa tierra de poetas y guerreros, tiembla bajo el peso de un destino que está a punto de cambiar para siempre. En medio de este torbellino histórico, el escultor Raffaelle Monti, con manos temblorosas de genio y corazón ardiente de patriota, da vida a una obra que no es solo mármol tallado: es un rugido silencioso, un himno tallado en piedra.
El viento soplaba con furia sobre la isla de Naxos, azotando las rocas y levantando pequeñas olas que rompían contra la orilla. Ariadna estaba sola, sentada sobre una piedra desgastada por el tiempo, con la mirada perdida en el horizonte. Sus manos, que alguna vez habían sostenido el hilo salvador del laberinto, ahora descansaban inertes sobre su regazo, temblando de frío y desesperación. El vestido blanco que llevaba estaba rasgado en los bordes, sucio por la arena y el polvo, como un reflejo de su alma destrozada. Teseo se había ido. El héroe al que había salvado, al que había entregado su corazón y su futuro, la había abandonado sin una palabra, sin un adiós.
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