Era de noche en Jerusalén. El aire, cargado con el incienso de los sacrificios y las plegarias, se deslizaba entre las calles estrechas del Templo. A poca distancia, un grupo de hombres compartía el pan y el vino en una casa humilde. Entre ellos, dos figuras se miraban con intensidad: Jesús de Nazaret y Judas Iscariote.
Uno de ellos, cegado por la avaricia, aceptó treinta monedas de plata a cambio de entregar a su maestro a las autoridades.
Te contaré tres versiones de una misma historia. En la primera, un valiente guerrero jura proteger a su amada y desafía al destino en un acto heroico. En la segunda, una joven de noble cuna lucha entre su deber y el amor prohibido que le consume el alma. Y en la tercera, dos amantes se aferran el uno al otro, sabiendo que su despedida es inevitable. ¿Cuál crees que es la verdadera? ¿Cuál de ellas nos lleva al corazón de una tragedia inmortalizada en la pintura?
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